(el Conciudadano (anónimo pero complaciente):)
Al mirar mis ojos recordó
lo alámbricamente torcido del mundo.
Entonces se hizo nudo la señora
el abrazo del hijo en cuanto quiso no extraviarle
o imaginarla muerto.
Por motivos nada extraordinarios que sí,
con certeza irritantes, el niño la derribó
a insultos para liberarse instintivamente del terror
maternal a
Yo continué en una despreocupación sin pena
en la avenida, comiendo mis desperdicios y
silbando
una melodía como si fuera mis días
últimos.
Qué extraña furia y qué oscuras pasiones
nos hacen convalecer, y qué inocentes teorías
(que pretenden la universalidad)
a nuestra vida, tan ingenua, (edificadas
sobre el vasto Jardín de
cruzados de pierna con la mano en la barbilla y el
temple del rostro indescifrable vaya emblema estúpido
que he confeccionado de un hombre,
como yo, empeñado al Quehacer
Filosófico y a
con los ojos fijos en el punto más lejano y
accesible en el tapiz de la pared mordida
de un sótano logradamente iluminado.
(el Enamorado (ante el espejo):)
Estoy Dedicado a pensar
en ti.
de manera oficiosa;
y a protegerte
que no sea Yo.
Adrián Saénz
Tomado del libro, Alguna Sociedad Excitada.
Cuadernos Existir no.11, Abril 2008.